BARRIO MODELO. NOCTURNO
Cantaba el ruiseñor. Era una noche húmeda del mes de mayo. Le acompañaba el rumor ( leve, susurrado casi imperceptible) de las últimas aguas de primavera, escasas, que se deslizaban perezosas por el barranco camino al dique, como si no tuvieran prisa, como si no quisieran dejar de acariciar el bajo fondo de pizarra para marcharse, a ser posible, no más allá del chorro. Bajo la luz plateada de la luna llena que asomaba por el alto Alcornocoso, las escorias romanas, aun templadas por el ardiente sol del mediodía, escondían, bajo sus aristas y oquedades, alacranes, que en esa noche cálida, dormían. La sombra del Cerrejon se difuminaba confundiendose con la arboleda perdida, antes repoblada, del último y advertido incendio. Los riscos junto a la Pipa emergian, brillando como piedras preciosas nacaradas, húmedas por las suaves gotas de rocío. La fuente manaba, aún alegre, con su blanca cara humedecida, ofreciendo...