EL LADRON DEL DIQUE

Cuentan las viejas historias que en el dique hay un ladrón, silencioso, siempre aguarda las aguas del Cerrejón. Dicen que habita en la sombra, oculto en el rebosadero, donde el agua se desliza entre sendero y sendero. Es un ladrón sin figura, sin sombra ni madriguera, tan solo el canto del agua es su firme compañera. Por el barranco se escurre, dejando espuma en su paso; las piedras, quietas, lo miran bajo el manto del ocaso. No roba por codicia vana, ni ansias de someter, lo que toma lo devuelve, pues no busca poseer. El agua que a él se entrega no se pierde ni se agota; sube al cielo en nube nueva y a la tierra la rebrota. Y así en el dique, el ladrón, baila su danza escondida, robando solo lo justo para que fluya la vida.