EL LADRON DEL DIQUE

 


Cuentan las viejas historias

que en el dique hay un ladrón,

silencioso, siempre aguarda

las aguas del Cerrejón.


Dicen que habita en la sombra,

oculto en el rebosadero,

donde el agua se desliza

entre sendero y sendero.


Es un ladrón sin figura,

sin sombra ni madriguera,

tan solo el canto del agua

es su firme compañera.


Por el barranco se escurre,

dejando espuma en su paso;

las piedras, quietas, lo miran

bajo el manto del ocaso.


No roba por codicia vana,

ni ansias de someter,

lo que toma lo devuelve,

pues no busca poseer.


El agua que a él se entrega

no se pierde ni se agota;

sube al cielo en nube nueva

y a la tierra la rebrota.


Y así en el dique, el ladrón, 

baila su danza escondida,

robando solo lo justo

para que fluya la vida.

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