Si pasas de madrugada por la plaza del minero, verás la estatua vacía, verás su rastro en el suelo Tan solo estará la fuente, los bancos y la arboleda, la pista de baile, dormida, las marcas en la vereda El casco de aquel obrero, su martillo y carretilla se pierden entre las sombras que llevan rumbo a la mina. Sigue la huella en la tierra, las ruedas de su vagoneta, que va directa a La Algaida, bajando rauda la Cuesta. El minero va pal pozo, se adentra en la galería, minero de bronce y oro, con su luz hecha agonía. Ya con las claras del alba el minero vuelve herido, su rostro lleva la marca del pozo que fue su abrigo. De vuelta a su pedestal, queda mudo su lamento mientras el pueblo despierta ajeno a su sufrimiento El eco de su trabajo retumba en la lejanía, minero de bronce y oro, alma de tierra y de mina. diciembre 2024
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