EL VIEJO POLVORIN
Allá en la loma dormida, silencioso y olvidado,
queda el viejo Polvorín,
guardián de un tiempo pasado.
En sus entrañas guardaba
la pólvora y la dinamita,
que con mecha y con barreno
hacían caer la pirita.
Sus muros de piedra, heridos,
cuentan al viento su historia,
recordando a los mineros,
su esfuerzo, sudor y gloria.
Hoy yace en la calma del monte,
cubierto de musgo y olvido,
pero en cada piedra dormida
late un eco no extinguido.
Es la voz de aquellos hombres,
Que cantaban en la cantina,
Dejándose la salud
en el fondo de la mina.
Aún susurra, allá en el pozo,
el crujir de la madera,
el temblor de la barrena,
el trueno de la cantera.
Y aunque el tiempo lo consuma,
y lo envuelva en el olvido,
el Polvorín sigue en pie,
testigo de un pueblo vivo.
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